La brigada de los cuidadores de sueños en Tiquicio
Por: Emilio Gutiérrez Yance
En el pueblo de Tiquisio, donde los horizontes despejados se funden con el cielo azul bolivarense, la Policía Nacional emprendió una jornada de amor y cuidado hacia sus uniformados. Un sol que irradia su energía sobre los amplios campos de la buena voluntad iluminaba la escena, mientras los agentes se preparaban para recibir la atención médica que tanto necesitaban.
El coronel Alejandro Reyes Ramírez, líder del Departamento de Policía Bolívar, guiaba la brigada con la firmeza de árboles centenarios que ofrecen su frescura y su sombra y se yerguen como los reyes de la sabana. A su lado, el Grupo de Salud Operacional de la Unidad Prestadora de Salud Bolívar, desplegaba su misión como un arcoíris de más de mil colores. Así, tras surcar los cielos sobre varios municipios, esos colores llegaron al corazón de Tiquisio.
Al comienzo de la jornada, el coronel Alejandro Reyes pronunció palabras cargadas de significado. Recordó a los uniformados que, a pesar de la lejanía de sus familias, el esfuerzo por su bienestar era un tributo a la hermandad. La brigada se convirtió en un suceso muy importante con resultados tan impactantes como memorables.
Las actividades se sucedieron como melodías de un piano antiguo:
• Charlas sobre enfermedades endémicas, que resonaban en los corazones como ecos de sabiduría.
• Entrega de botiquines de primeros auxilios, como pequeños cofres de atención.
• Toma de signos vitales, en un ritual de cuidado personal.
• Pruebas de glucosa, con la precisión de un reloj suizo.
• Consultas individuales y valoraciones médicas, donde cada uniformado era un universo único.
• Entrega de medicamentos y servicios odontológicos, que iluminaban sonrisas escondidas.
Uno a uno, los uniformados fueron atendidos con dedicación, como si cada intervención fuera un pétalo que caía en un jardín de flores silvestres. La toma de presión arterial y las valoraciones médicas se realizaban en un ambiente de confianza y respeto, mientras los medicamentos y kits de higiene bucal eran entregados con la certeza de que cada gesto contaba.
La brigada resultó ser un elemento de alta satisfacción para los miembros de la Policía Nacional en Bolívar, quienes habitualmente carecían de atención médica en su lugar de trabajo. Con el compromiso del comando de seguir organizando estas brigadas, se tejió un manto de protección para todos los uniformados, asegurando que ninguno de los valientes hombres de la institución quedará desatendido.
Cuando el sol estaba en su cenit y el mediodía se afirmaba en la región, los uniformados compartieron un almuerzo con el señor coronel Reyes Ramírez, quien permaneció a su lado, como un compañero más, lo que fue acogido como una actitud de firme respaldo a sus labores.
La actividad se extendió hasta un atardecer iluminado por arreboles y diminutas partículas del universo flotando en una atmósfera cargada de gratitud, donde la esperanza se entrelazaba con el deber.
El comandante les dejó un mensaje de unidad y compromiso con la seguridad de los tiquisianos, quienes, en cada acto de vigilancia, encontrarán un refugio en su Policía, un baluarte que custodia los sueños y esperanzas de la comunidad.